Indignados

Una puerta que se abre dejándome sola ante el vacío, guiada por la luz del verano, encuentro donde poner mis pies sin tropezar…y atrapada por un silbido encuentro el hilo de plata que guiará mis pasos….

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Y me perdí en la oscuridad perfecta, sin fisuras, sólo estrellas. Y las miré de frente, con curiosidad, recorriendo sus aristas, dibujando su silueta con mis dedos, en el aire.

Y juré que aquella sería mi casa, que allí todo sería posible, bonito e imperfecto.

“I don´t want no one

                      If I can´t have you to myself”

Segundo asalto

En tus manos, el tiempo es un chicle que perdió el sabor hace siglos, que se estira sin pudor entre las manos, convirtiéndose en una cuerda pegajosa…

Tela de araña que nos atrapa con suavidad…nos cubre la cara, aprieta mis brazos. Doble lazada que te impide salir volando por la ventana.

No puedes huir, Peter. Se te hizo tarde.

      La desazón se va a llevar en esta temporada

Chocan contra la pared, rebotan en el suelo, manchándolo todo de sangre, dejando huellas eternas en el suelo que pisaba, descalza.

Miramos debajo de la cama, buscando una caja en la que guardar lo que nos queda, roto, desgarrado pero latiendo. Al fin y al cabo, sin corazón no se puede vivir.  

Diáspora

Aliento templado, lleno de palabras sin decir, sin oír. No hace falta el verbo. Escucho una respiración que alimenta la mía, empapando mis sueños con gotas saladas y tibias. Ritmo marcado, pausa y anhelo. Todo junto.

Ray Loriga

"Alrededor de mí siempre escribo palabras que me hagan parecer importante, las palabras grandes, es bien sabido, siempre han cuidado de los hombres pequeños. Alrededor de ti, en cambio, no escribo nunca nada. No lo necesitas. Tú ya existes sin mí"

Pulseras

Hay una luz en tus ojos que me hace pensar que escondes luciérnagas en tu cabeza, para alumbrar esas ideas oscuras que a veces te hacen dudar demasiado.

                Rebusco en tus pupilas, incansable, alguna pista que me indique qué camino he de seguir, pero sólo hay trampas, que piso como un ratón asustado. Y me atrapas, sin yo querer evitar ser rehén. Lo sé, me soltarás. Pero no podré ser libre. Sin tus cadenas, no se moverme.

                                       “And you'll do just what you choose to do”

Las palabras están en la cabeza, peleándose por no formar parte de una frase que se retrasa, que no quiere nacer, que no quiere salir. Letras que empiezan a bailar, a saltar, arriba y abajo…se esconden detrás de ideas confusas, de ilusiones absurdas, de sueños imposibles. 

El adiós huye del ahora y el siempre se esconde detrás del nunca, escurriéndose las comas, empujando al punto y final. Derecho al pataleo.

Y mientras la lucha sintáctica continúa, la sangre se acelera. Intuyendo que el ahora es sólo un mero trámite, momento previo para el adiós. Que siempre se acordará del calor aunque nunca volverá a vivirlo de la misma manera. Porque es el final. Punto.

“nada es urgente, nadie corre más rápido que yo”

Valiente

     

J siempre quiso trepar por  aquella verja, subir hasta lo alto y mirar a la ciudad desde la distancia…saltar y dejar atrás.

Hay botellas rotas por el suelo, alfombra improvisada para el valiente.  J toca la valla metálica, la acaricia con miedo y con deseo. Tan fácil. Tan alta.

M suspira, viendo como su amigo se aleja. Esta vez no puede acompañarle. Esta vez no saltará tras él. Esta vez, mirará a otro escapar. Camina en círculos, tarareando una melodía improvisada. Tan fácil. Tan sólo.

Absurdo…parte 2

      Y entonces se vio un espejo. Y supo quién era. Y lloró porque durante el viaje no pudo manejar tanto equipaje, porque nunca volvería a ser tan libre como entonces. Y, mientras rozaba ese tiempo con los dedos lo veía alejarse. O quizás, simplemente, por fín lo vió tal y como era. Un paréntesis irreal, al que se había aferrado inutilmente. Realidad inventada. 
 Pero eso ya no importaba. Porque sólo lo sabía ella. Porque las cosas que se callan terminan por desaparecer para los demás. Aunque duela el estómago. Aunque no se arrepienta. Aunque no entienda. Aunque quiera.

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drops...

Llueve y las gotas de agua compiten en la ventanilla del coche. Sigo su camino con mis dedos, dibujando formas que se retuercen e interrumpen cuando alguna de ellas provoca una explosión repentina. Hay quien muere matando.

Saco el brazo por la ventanilla, venciendo un miedo casi inconsciente creado por leyendas urbanas...acaricio el aire, frío y húmedo. Sonrío.Y me creo más libre que nunca.

 

Así es

Dos piedras negras. Su luz es tan solo efecto del reflejo del brillo de mis ojos sobre ellas. Las miro con curiosidad…intentando averiguar si hay algo detrás. Quiero saber si son parapeto de increíbles aventuras, de mágicas palabras y pensamientos sobrecogedores. Pero sólo son piedras. Con aspecto de piedras. Frias, como piedras. Secas, como piedras. Duras. Imnóticas.

“How is different now, over night?

What is this inexplicable cloud that blocks your sight?”

Debajo del brazo

         En el banco que una vez fue verde esperanza, allí, dudaba sin darse cuenta de que "el mundo no era un pañuelo" y que el reloj no perdonaba para nadie.

          Y ahora que de repente la prisa apremia, que no se puede perder ni un minuto, porque no sobran, porque la vida agoniza, porque el aliento es espeso...ahora ya no es el momento.

"It´s your life and you can do what you want"

Via

Subo al tren. Y sé que tiene que parar. Pero no quiero pensarlo. Y ahora, tras saltar en marcha...me acurruco junto a la vía, quieta, intentando escuchar algún sonido de locomotora, el rugido de la máquina rozando contra el suelo, una señal en el cielo, línea blanca trazada por el humo y el vapor...

           Pero nada surge, nada oigo, nada veo. Y empiezo a estar incómoda, así,  quieta. Los músculos se agarrotan. Levantarme será doloroso pero si aguanto más así, quizás, el dolor sea mayor.

         ¿Es hora de cambiar de postura para soportar mejor la espera? ¿Es necesario dejar de esperar?

“Dudaste pero no quisiste arriesgar, nunca fuiste muy valiente…”

escalera y caracoles

El paso previo a la caída por el precipicio. El aliento perdido al salir a la superficie. La baldosa que se mueve cuando la pisas, antes de saltar. El último trago, ya caliente. La última escena, cuando aparece el otoño. El momento justo para pensar que las cosas cambian, que hay un punto de inflexión que todavía ni intuyes...