sábado, 15 de octubre de 2011

Las palabras están en la cabeza, peleándose por no formar parte de una frase que se retrasa, que no quiere nacer, que no quiere salir. Letras que empiezan a bailar, a saltar, arriba y abajo…se esconden detrás de ideas confusas, de ilusiones absurdas, de sueños imposibles. 
El adiós huye del ahora y el siempre se esconde detrás del nunca, escurriéndose las comas, empujando al punto y final. Derecho al pataleo.
Y mientras la lucha sintáctica continúa, la sangre se acelera. Intuyendo que el ahora es sólo un mero trámite, momento previo para el adiós. Que siempre se acordará del calor aunque nunca volverá a vivirlo de la misma manera. Porque es el final. Punto.



“nada es urgente, nadie corre más rápido que yo”